Alastair Sooke revela la asombrosa gama de nuestra escultura medieval, desde las imponentes obras maestras de nuestras catedrales góticas hasta las divertidas misericordias debajo de los puestos de las iglesias.
Muestra cómo la escultura de la época arroja una nueva luz sobre la Gran Bretaña medieval, un lugar mucho más sofisticado, divertido e inconformista de lo que comúnmente creemos en el mundo moderno. Pero a pesar del poder técnico y emocional de estas obras, la noción de ‘escultor’ ni siquiera existía; la mayor parte del tallado de la época fue realizado por equipos de albañiles y artesanos itinerantes que trabajaban para la Iglesia. Se conocen los nombres de algunos, como William Berkeley, pero la mayoría se han perdido en la historia.
Esta primera edad de oro llegó a su fin con la Reforma de la Iglesia de Enrique VIII, desatando una ola de destrucción de la que tardaría siglos en recuperarse.