El carro de heno de John Constable es una imagen tan reconfortantemente familiar de la Gran Bretaña rural que es difícil creer que alguna vez se la consideró una pintura revolucionaria, pero en esta película, realizada junto con una exposición histórica en el V&A, Alastair Sooke descubre que Constable estaba pintando de una manera que era completamente nueva e innovadora en ese momento.
A través de la experimentación y la innovación logró hacer un arte sublime a partir de cosas humildes y, aunque luchó en su propio país durante su vida, su genio fue sorprendentemente admirado en Francia.